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El pito embalsamao

Impre(ci)siones – Cantatas (2)

(Voces eliminadas en la versión final de la novela)




Terkus venía mucho por mi librería y sabía que yo era famoso entonces en Lucientes porque, entre otras cosas, vendía allí prensa y revistas que era difícil encontrar en el pueblo.

Me preguntó si recordaba algo del 23F. Yo le dije que ese día fui a Málaga a por libros de varios clientes a una distribuidora y a una librería de un amigo, era por la tarde noche cuando él me comentó lo que estaba pasando en el Congreso de los Diputados. Cuando terminó de venderme los libros era ya tarde y me quedé en el piso de unas estudiantes de Lucientes. Allí estuvimos toda la noche pegados a la radio, siguiendo el transcurso de los acontecimientos minuto a minuto entre café, tila y manzanilla, con preocupación por padres, familias y conocidos, por todos los demócratas, progresistas y gente de izquierdas.

Era ya de madrugada cuando llegó una de las estudiantes con la buena noticia de que había fracasado el golpe de estado, que lo había oído en la emisora de radio que ella sintonizaba, una de Portugal, y que lo había oído del primer ministro, Pinto Balsemao (ella, bien por nervios, prisas o broma nos comunicó que lo había dicho “el pito embalsamao del presidente de Portugal”). Soltamos una risa que se oiría en toda Málaga e incluso en Madrid.

Lo que nos reímos al recordar de todo aquello... Pero Terkus me dijo que había oído que algo gordo había pasado en Lucientes. Le dije que no sabía nada concreto de ese día, pero le conté lo que recordaba a mi regreso de Málaga: fracasado el golpe, se organizaron manifestaciones a favor de la Democracia y de la Libertad en toda España. En Lucientes la manifestación fue un rotundo éxito: juntó a cerca de mil personas; la organizaron todos los partidos políticos, centrales sindicales, asociaciones de vecinos y otras, como las Comunidades Cristianas de Base. Recuerdo que por algunas calles grupos pequeños de extrema derecha compuestos por gente conocida de Lucientes, algún militar, agentes del orden y varios estudiantes del Patronato Militar en grupos pequeños increpaban a la manifestación: daban vivas a Tejero, Miláns del Bosch, Franco, Hitler, Blas Piñar e incluso con vivas a Cristo Rey. También insultaban a los manifestantes.

Lo que sí sé es que la mayoría de los ultras fascistas que increpaban e insultaban a los manifestantes por aquel entonces vivían bien; y ahora, ni te cuento: reciclados con sus buenos puestos de trabajo en la administración, banca y demás.


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