A finales de los años 80 el gobierno socialista no sabía qué hacer con la Legión. El senador de IU por Málaga, Antonio Romero, argumentaba que si no tenía cabida en la OTAN, lo mejor era disolver el cuerpo. El ministro de Defensa Narcís Serra dijo que se estaba repensando el papel del Cuerpo. Mientras tanto, se anunció el traslado de más legionarios desde Fuerteventura a Ronda, la reacción mayoritaria en Ronda fue de rechazo a esta nueva imposición.
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